domingo, 8 de julio de 2018

UN VIAJE A LO DESCONOCIDO: JULIO MORENO ESCRITOR / JULIO MORENO GUISADO

Todo comenzó con una carta de mi amigo Eduard que estaba en una localización muy rara para mí. Me refiero que las coordenadas que me ponía en la carta, me llevaban exactamente al medio del mar… a la nada. Pero por un instante pensé que, si mi amigo me envió la carta alguien sabría exactamente en donde estaba. Mirando el remitente de la carta, pero no ponía nombre, solo una dirección. Cada vez esta carta era misteriosa para mí; así que, iremos a donde pone la dirección de la carta a ver si nos enteramos en donde está mi amigo exactamente. Empecé a ver qué cosas me iba a llevar para hacer esta pequeña aventura en busca de mi amigo Eduard, no quiero llevarme muchas cosas porque voy yo solo; pero me llevare lo necesario para una aventura de estas. Una vez que llegue al sitio donde ponía la carta. No me gustaba el sitio. era uno de los que nunca Eduard visitaría en la vida. Pero que vamos hacer, si el destino nos ha traído hasta aquí, es por algo. Como iba caminando entre estas calles buscando la dirección exacta donde ponía en la carta, veía cosas que nunca en la vida había visto. Al llegar a la dirección de la carta, me pare en aquella puerta y antes de entrar a dentro suspire para adentro y entre sin pensármelo dos veces. _ ¡Hola! ¿Preguntaba por Eduard? ¿Sabéis dónde está? — Dije muy amable mente. Todos los que están en aquella oficina de viajes me empezaron a mirar con unas caras que no me gustaba mucho y dije: ¡creo que me he equivocado! ¡perdón por las molestias! _ ¡Alto! ¿Eduard que más? — Dijo un hombre alto con pelo castaño y barba. _ ¡Eduard White! El escritor americano. — Dije. _ ¿Puedes enseñarnos una foto del? Porque conocemos a muchos Eduard… como, por ejemplo: Este palurdo de aquí se llama Eduard. Dijo. Yo sabía que se estaba cachondeando de mí con lo del nombre, pero así accedí al enseñarles la foto de mi amigo Eduard que estábamos juntos el día que presentábamos nuestro libro que escribimos a medias… _ ¡Ah! ¡Ha este si le conocemos! Le llevemos río arriba porque quería escribir sobre una isla. — Dijo. _ ¿Sobre una isla? — Dije muy sorprendido. _ ¡Sí! — Dijo riéndose con una risa de esas que uno tiene de tonto. _ ¡Está bien! ¿Me podrías llevarme vosotros donde le dejasteis a él? — Dije. — ¡Os puedo pagar si queréis! — Dije. _ Si te llevamos solo te dejamos donde le dejemos a él. No pasamos sitios donde la fantasía superan a la realidad… — Dijo el hombre. _ ¡Está bien! Luego lo buscare a él. — Dije. _ ¡A ver! ¡Mírame bien! Y sobre todo escucha bien lo que te digo, tonto de ciudad… Nosotros te dejamos en un lugar que no hay tierra, solo agua. Te vamos a pedir x dinero porque te llevas nuestra embarcación porque donde paso él, tu amigo, es una zona donde la fantasía supera la ficción. ¿Has comprendido lo que he dicho? La fantasía supera la ficción. — Dijo el hombre de la barba ya un poco molesto con todo hablado… _ ¡Ahora sí! Os da miedo seguir adelante porque teméis a lago. No sabéis que es, pero lo teméis… — Dije riéndome. _ ¿Vas a querer ir? ¿Sí o no? — Dijo cabreado. _ ¡Sí! ¿Cuándo nos vamos? — Dije muy entusiasmado con todo aquello… _ ¡Dentro de unos minutos! — Dijo. _ ¡vale! — Dije. — ¿Te espero aquí sentado en una silla de estas? — Dije. _ ¡No! Tu espera fuera. Ahora saldremos dentro de unos minutos. _ ¡Está bien! Al parecer no quería que escuchara lo que iba a hablar entre ellos. Por un lado, no me fiare de ninguno de los que venga a acompañarme. Al cabo de una media hora así, salieron dos hombres. Uno de ellos era algo gordito y el otro era más o menos como yo, pero un poco más alto. Empecemos a andar hasta el embarcadero. Allí me subí a una lancha que no estaba nada mal. Hundirme no me hundiría si nos colocáramos con algo fuerte, porque el cascaron estaba en las pésimas. Por otro lado, vi que empezaron a meter garrafas de gasolina unas cuantas en la barca donde iba a ir yo. También bebida y algo de comer… _ Y, ¿Esto para qué es? ¿Es muy lejos? — Dije preocupado viendo la situación en la que estaba. _ ¡Para el viaje! Tenemos unas horas hasta llegar nuestro limite. — Dijo el hombre que era como yo. Esto cada vez me dada mala espina. Tenía que estar a tengo de todo lo que hagan a partir de ahora. No me podía fiar de ninguno de los dos, y menos con el que iba yo. Tiene una cara de esos de las películas de malotes que echan en televisión. Y del gordo, a donde iba a ir ese, si creo que no podrá la barca con su peso; pero que vamos hacer, un amigo es un amigo. Como iba en la barca con aquellos hombres que no conocía de nada, se me venía a la cabeza muchas cosas que me podían hacer. Por otro lado, ya llevo en esta barca media hora por este pantano de este país y no sé cuándo llegare al sitio donde me dejan ellos a mí solo. Por otro lado, nada más veo agua por donde miré. No sé dónde se abra metido este Educar sin decirme de verdad donde iba a estar exactamente. Tuvimos que hacer el viaje juntos. ¿Por qué no me dijo nada de este viaje que iba hacer? Son cosas que me pregunto a mí mismo una y otra vez. El hombre que conducía la barca me ha dicho que ya nos queda unos minutos hasta su límite del río. Si quería encontrarme con mi amigo, tendría que seguir río arriba. _ Como sabes que mi amigo se ha ido río arriba? — Dije no muy convencido. _ ¡Lo sé! Porque yo iba en la otra barca que le acompañaba y le escuche decirlo. Y, por otro lado, me dio la carta que usted tienen para mandársela. — Dijo el hombre muy seguro de lo que decía. _ ¡Ah! — Dijo — Si mi amigo te dijo eso, ¡Aremos eso! ¡gracias por el viaje! _ ¡Es nuestro trabajo! Suerte a partir de ahora, que la necesitaras… Le miré muy serio a la cara y le dije: _ ¿A qué viene eso ahora? ¿Suerte a partir de ahora? — Dije mirándole a la cara. _ ¡Nada hombre! Es lo que se dice habitualmente cuando uno va hacer un viaje solo por aguas que no conoce… — Dijo. _ ¡Ah! ¡Gracias otra vez! — Dije. Una vez que me dijeron como iba la barca, empecé mi nuevo camino solo por tierras desconocidas para mí. Nada más sabia mirar cada dos por tres el mapa como me dijo el hombre. El calor era insoportable. Nada más sabia beber agua para estar hidratado. El hombre antes de irse, me dio un arma para poder defenderme por si venían los piratas que andaban por estas aguas… solo venían para saquear objetos de valor. Y alguna vez mataban a la tripulación. Como iba subiendo el río a cada lado empezaba a ver casas como las que veía en las películas. Se notaba que cada vez me iba alejando más de mi mundo, que era la civilización. Por otro lado, sé que soy escritor y aventurero, pero una aventura como esta, nunca la había hecho en mi vida. Ir solo en busca de un amigo y ayudarlo a descubrir su gran obsesión, “El mundo perdido”. La verdad, no sé muy seguro que exista ese mundo. Pero si mi amigo Eduard ha ido a buscarlo y ha venido hasta aquí, es porque ha descubierto algo relacionado con ese mundo. Como seguía subiendo cada vez más, solo sabía ver casas y a gente que vivía del campo. Nada más veía pobreza por donde pasaba. Una vez que llegue a lo que se dice el final del río. Deje la barca sujeta a un árbol para que no se fuera por ahí sola. Sabía que dentro de unos minutos me iba a quedar sin ella, pero es el precio que he pagado por estar en este lugar para estar con mi amigo Eduard. Como iba caminando por aquel lugar, lo único que sabía era que ya no podría retroceder para atrás. Por otro lado, ya no sabía qué hacer. Porque no tengo ni idea de donde puede estar mi amigo Eduard. Intentare a ver qué me dicen si esta gente sabe algo sobre mi amigo. Al cabo de unos, unos niños empezaron a rodearme y me agarraron de la mano y me llevaron a un pequeño campamento a unos cuantos metros de donde estábamos. Una vez que llegue a su campamento, uno de los niños me llevo a una tiendo donde estaba un hombre un poco mayor de edad y me dijo: _ ¿Qué haces tú aquí? — Dijo aquel hombre que estaba sentado en la silla. _ ¡Yo vengo en busca de mi amigo Eduard! Vino hace un par de días por aquí. ¡Mirar es esta foto! — Dije con cara de preocupado. Saque una foto en la que salíamos los dos, Eduard y yo. Al ver la foto el hombre y el resto de los demás me dijo: _ ¡Estuvo por aquí este hombre! Pero dijo que quería descubrir algo impresionante nunca visto por el hombre. — Dijo. _ ¡Por casualidad! ¿No te dijo a donde se dirigía? — Dije. _ ¡Algo mejor! Le mande al sitio prohibido. — Dijo. _ ¿Cómo al sitio prohibido? ¿Qué es eso? — Dije. _ Hay un lugar que lo tenemos prohibido visitar porque su magia es tan grande que, nadie sabe a qué se debe… — Dijo. _ ¡Está bien! ¿Por dónde es? Porque necesita mi ayuda. — Dije. _ ¡Para! Lo primero tienes que descansar. No vas a pasar toda la selva para llegar al lugar prohibido ese. — Dijo. _ ¡Esta bien! Mañana por la mañana quiero ir a ese lugar… — Dije muy entusiasmado con ir… _ ¡Está bien! Mañana iras a ese lugar… Mientras tanto, me quede por aquel lugar que para mí era algo extraño. No sabía que hacer… solo nada más sabia ya pensar en ese lugar llamado: lugar prohibido. Las horas iban pasando despacio en ese sitio. parecía que estaba prisionero en ese lugar. No me dejaban solo ni un instante. A donde iba, siempre había un hombre que venía conmigo. Una vez ya en la cena. Nada más sabia ver que comían ellos… pero, menos mal que yo me guardé algo de comida por ahí escondida por la barca por si me quedaba solo por este lugar y en mi mochila tenía algo que me traje de mi país, américa. Una vez que me venían comer, no sabía qué hacer. Decidí darles un poco para que lo probaran, y la verdad, toda la comida que tenía guardada en mi mochila nos la comimos entre todos. Al ver que ya no tenía yo comida, empezaron con la suya un poco nada más. Al probar su comida, tenía un sabor muy diferente, algo que no me agradaba mucho; pero, qué le vamos hacer, tenía que comer algo si quería comer y coger fuerzas para mañana. Por otro lado, ya las horas fueron pasando y me llevaron a donde iba a dormir yo. Era un lugar un poco alejado de ellos, parecía un lugar reservado para la gente que capturaba por ahí y no se fiaba de ellos; pero que le vamos hacer, es un lugar seguro y protegido de cualquier cosa de la selva. Una vez ya tumbado en aquel lugar, empecé a imaginarme cualquier cosa hasta que me quedé dormido. Al día siguiente: Nada más levantarme tenía ganas de ir a ese lugar. Me había despertado temprano. Estaba lo que se dice de los nervios por llegar a ese lugar y encontrarme con mi mejor amigo Eduard. Una vez ya despiertos todos, sobre las nueve y algo de la mañana empecemos a caminar hacia el lugar prohibido. Íbamos caminando por ese lugar que para mí era algo nuevo; pero no sabía lo que me podría encontrar allí. Sabía que estaba en la selva, podría encontrarme con cualquier criatura que me podría matar con un solo mordisco o picadura. Como íbamos abriéndonos paso entre aquellas ramas, cada dos por tres, sabia decir si podríamos descansar. La verdad, estaba cansado. Nunca había andado tanto como estaba andando ahora mismo. Estoy acostumbrado en ir en coche a todos los lados; pero que se le va hacer, hay que hacer un esfuerzo para llegar donde mi amigo. Una vez que paremos, me quede mirando en donde estábamos, y la verdad, estábamos encima de una montaña que tenía un acantilado que, si te caías, no sobrevivirías… Una vez que empecemos otra vez la marcha, empecé a ver cosas que nunca había visto como, por ejemplo: a las ganas plantas que no sabía que existieran en la vida. Aquello era algo magnifico, uno de los guías me dijo: _ ¡Ya estamos llegando! A partir de ahora, vas a ver cosas que nunca habías visto en tu vida. ¡Y solo es el principio! — Dijo el guía. _ ¡Vale! Le dije muy serio. — ¿Estáis seguros que mi amigo vino por aquí? — Dije no muy convencido. _ ¡Sí! Tu amigo le dejo donde te vamos a dejar ti, hasta nuestro limite. — Dijo. En ese momento miré a todos los que íbamos, y dije: _ ¡Está bien! Al cabo de una media hora así, lleguemos hasta el límite. El hombre y su equipo me dijo: _ ¡Ya hemos llegado hasta nuestro limite! A partir de ahora el camino lo haces tú solo, ¿Vale? — Dijo el hombre. _ ¡Vale! — Dije — Por curiosidad, ¿Os dijo mi amigo por donde se dirigía? — Dije muy interesado. _ ¡No! Solo nos despedimos de él aquí, y sigue su camino hacia adelante. ¡ten cuidado! — Dijo el guía. _ ¡Muchas gracias! Empecé a seguir adelante yo solo por nuevos terrenos que nunca había pisado en mi vida. Como iba caminando tenia mis dudas por donde seguir, pero mi instinto de aventurero y de escritor, me decía que siguiera a delante, todo recto. Como iba avanzando por ese lugar, cada vez iba más agotado por el cansancio. Yo nunca había andado tanto en mi vida; y el calor que estaba empezando hacer, era agotador. Me pare a descansar unos minutos y beber algo de agua que tenía. Sabía que tenía unas cuantas botellas nada más. Me las tenía que administrar porque tarde o temprano me iba a quedar sin ellas, cuando reanude la marcha, al cabo de unos cuantos minutos, vi una cueva donde podría refugiarme unas cuantas horas y poder aclararme las ideas. Una vez dentro de cueva empecé a ver que había por dentro. Vi lo que cualquier persona en su vida quisiera ver; un lugar maravilloso, espectacular. Nunca lo había visto en mi vida. Era como estar leyendo una de las historias del escritor “Julio Verne, viaje al centro de la tierra”. Aquel lugar era como estar viviendo una de las aventuras del escritor Julio Verne. A partir de este lugar ya era otro mundo distinto y diferente al que yo vivo. Mi amigo Eduard tenía razón sobre este lugar cuando me hablaba de el en nuestras charlas que teníamos antes de venir el aquí. Yo no sé cómo la gente no quiere pasar a este magnífico mundo. Al ver la hora que era, lo mejor es pasar la noche en este lugar y esperar a que amanezca y cruzar al otro lado, porque ya va a oscurecer en mi mundo. Contemplando el nuevo mundo a través de mis ojos, me podría imaginar un mazo de cosas. Ahora mismo no sé qué podría decirte, porque no sé qué me voy a encontrar al otro lado. Al día siguiente: Ya son las seis y media de la mañana. ¡Bueno! Van a serlo. Pero eso ahora mismo no importa mucho la hora que es: vamos a adentrarnos en este nuevo mundo que muy pocos hombres han pasado por aquí, eso creo yo… Al cabo de unos minutos viendo todo aquello y viendo que no viniera nadie por atrás, decidí adentrarme en ese nuevo mundo. cogí mi mochila y me la coloqué en la espalda donde la llevaba. Empecé a bajar aquella montaña que se veía todo el nuevo mundo. Una vez que llegue debajo de aquella cuesta no me lo podría creer, algunas plantas eran más grandes que yo; incluso el color de las flores y de las plantas, nunca las había visto en mi vida. ¡Este lugar es increíble! No sé cómo no sabía nada de este sitio. Seguí mi camino como me estaba guiando mi destino, no sabía por dónde iba, solo se, que aquello era algo hermoso y a la misma vez increíble. Aquel camino que escogí. ¡Bueno! Mejor dicho, el que escogió mi sexto sentido fue por un lugar algo precioso. La verdad, como os podía decir que era esto: todo lo que había soñado y escrito en mis libros, por fin lo estaba descubriendo con mis propios ojos. Plantas de todos los colores, arboles de todos colores y, sobre todo, el color del agua era incluso de otro color. Sí, de otro color y estaba buena, no era mala. Lo que más me llamo la atención como iba caminando por aquel sendero de aquella naturaleza impresionante, era su color del cielo. Sí, el cielo no era como el nuestro, era una mezcla de todos los colores del mundo y su sol era tan brillante que, cuando lo mirabas, sentía su calor diferente al sol que estamos acostumbrados, este sol hacia menos daño que el que tenemos… Como iba caminado, me pare durante unos cuantos minutos para descansar. Era ya las nueve de la mañana y algo, y una vez que me pare en aquel lugar bonito y buenas vistas, descubrí algo real mente único en el mundo, vi que los animales algunos de ellos eran pequeños y había incluso dinosaurios. La verdad, fue algo increíble. Ver eso por primera vez en la vida, era algo realmente bonito. Ver los animales que en mi mundo son grandes, aquí son pequeños… esto es como si fuera la historia que escribió Julio Verne, “Viaje al centro de la tierra”. Por eso, cuando mi amigo Eduard se enteró, vino sin pensárselo dos veces. Lo tenía que ver con sus propios ojos… y la verdad, es algo fantástico. Algo realmente único en el mundo. Como seguía adelante, no podría creérmelo de las maravillas que veía. Era realmente otro mundo diferente al mío. Empecé a sacar fotos con el móvil para tener un recuerdo y aparte, poder difundirlo una vez que llegué a mi mundo. Como seguí andando por aquel camino misterioso para mí; porque no sabía a donde me iba a llevar aquel camino… Al cabo de un rato, como seguía andando, me pare durante unos segundos a contemplar aquellas imágenes que estaba viendo mis ojos, no me lo podría creer lo que veían mis ojos. Eran ni nada ni menos dinosaurios. Sí, lo que he dicho, dinosaurios delante mía. No sé qué hacer, si seguir adelante porque el camino que iba andando me llevaba hacia ellos, o irme por otro lado. Sabía lo que mis ojos estaban viendo. También, sabía que era único en la vida ver a esas criaturas con mis propios ojos; pero si mi amigo atravesó este lado o paso por otro lado. Ese es el dilema. ¿Por dónde seguir? Durante unos minutos empecé a contemplar aquellas maravillosas vistas que tenía. Sabía que eran únicas en la vida. y como decía mi amigo Eduard, “sin sacrificio nunca hay recompensa”. Decidí seguir el camino hacia donde me llevara el destino. Como iba avanzando muy despacio por aquel lugar repleto de dinosaurios que nunca en mi vida los había visto, iba un poco con miedo. Como iba andando, me caí en un hueco que se parece más bien una cueva. Aquello era muy diferente a lo que había arriba. Como vi que no podía subir para arriba, decidí inspeccionar aquel lugar… Como iba caminando por ese lugar, vi unas cosas muy raras en las paredes de la cueva. Si, cosas muy raras. Parecía que eran letras antiguas. ¡Como una antigua civilización vivía aquí entre estas paredes! La verdad, no sé muy bien. Esto lo tendríamos que investigar a fondo. Empezare hacer unas fotos a todo esto. Una vez que hice unas cuantas fotos a las paredes que vi que estaban interesantes, seguí investigando la cueva a ver a donde me llevaba. Empecé a caminar por toda la cueva y al final vi la salida. Y al salir de la cueva, descubrí que estaba ya debajo de donde estaba yo antes… descubrí que había atajado, pero para mí eso no era un atajo, eso tendría que ser que se rompió el techo o se desprendió del tiempo… porque eso no lo puedo llamar atajo. Como seguía mi marcha a ver si encontraba a mi amigo Eduard, cada vez me estaba encontrando con cosas que eran impresionantes. Me refiero: los colores de las plantas que nunca en mi vida los había visto. Esto era algo mágico. Ya se me estaba haciendo casi de noche, solo me faltaba unas horas… me pare para comer algo que tenía en la mochila, sabía que la comida que tenía no me iba a durar para mucho, pero que le vamos hacer… hay que comer algo. Mientras que estaba comiendo en aquella piedra que vi, empecé a ver todo el río que se veía a lo lejos… era algo bonito; pero en ese momento, sin darme cuenta ni nada, me vi atrapado por una tribu que se parecía a los indios de hace años. Me levante muy despacio allí mismo. No les entendía nada de lo que decía, a pesar de saber un par de idiomas, no hablaban en una lengua conocida. Lo que me llamo su atención mucho fue, que estaban pintados las caras y el cuerpo. Como en las películas que veía. Una vez que me llevaron a su pueblo, por llamarlo así; descubrí que las casas en donde vivían estaban hechas de paja. Estaban a falta de alimentos y de agua porque veía a gente sucia por allí… o tal vez era para poder camuflarse, la verdad no lo sé muy bien, solo espero que pueda hablar con alguien que me entienda. Una vez en aquel pueblo, dije para mí mismo: salgo de uno peor, y me meto en otro aun peor... estos no serán carnivales o nada parecido… Como iba caminando, tenía una cara que no me fiaba de ninguno de ellos. Una vez que llegue a su pueblo, por llamarlo así… me dejaron en una jaula encerrado que habían fabricado ellos con cañas de bambú. Al cabo de unos cuantos minutos, vi que vino un hombre a hablar conmigo. Vi que hablaba mi idioma y le dije: _ Menos mal que halas mi idioma. ¿Puedes sacarme de aquí? — Dije al hombre. _ ¡No! No puedo ayudarte. Solo quiero saber ¿Por qué has venido aquí? — Dijo el hombre. _ ¡Yo aquí no he venido! Yo vengo a buscar a mi amigo Eduard que vino hace unos días… y me envió una carta para que estuviera con él. — Dije al hombre. _ ¿Eduard? Es tu amigo. — Dijo el hombre un poco serio. _ ¡Así es! — Dije. — ¿Le ha pasado algo a mi amigo? — Dije al hombre. _ ¡No lo sé! — Dijo el hombre. — Lo único que queremos es que no venga nadie a nuestro hogar… es un lugar mágico para nosotros… ¿Sabes? — Dijo el hombre. _ ¡Sí! ¡Si! Está claro. — Dije al hombre. — Si queréis podemos hacer una cosa. Vosotros me soltáis y yo sigo con mi camino en busca de mi amigo. — Dije al hombre un poco nervioso por lo que podría hacer… — Dije al hombre. _ ¡Solo hay un inconveniente! — Dijo el hombre. _ ¿Qué es? — Dije al hombre. _ ¡destruye todas las fotos que has sacado de este lugar y la carta! No queremos que nos invada el gobierno americano u otro gobierno que no sea el nuestro. — Dijo el hombre. _ ¿Solo eso? Y me soltáis… — Dije al hombre. _ ¡Ya veremos a ver! Puedo echarte una mano para que no te juzguen a la hoguera por traición… — Dijo el hombre muy serio de lo que decía. Nada más escuchar eso, me cambio la cara y empecé a sacar el móvil y borrar todo lo que tenía de ese lugar del móvil… incluso los vídeos que tenía y etc… _ ¡Ya está destruido! Ya no tengo nada. — Dije al hombre nervioso. — ¿Ya podéis soltarme? — Dije al hombre. El hombre esta vez cogió una silla que había por ahí y se sentó delante mía y empecemos hablar algo más pacíficos… _ Como ya has destruido todo. Ahora lo que quiero es una cosa. — Dijo el hombre. _ ¿Qué cosa quieres de mí? — Dije al hombre. _ ¿Para quién trabajas? ¿Qué gobierno te ha enviado aquí? — Dijo el hombre. _ ¡Nadie! He venido porque mi amigo Eduard White me envió una carta pidiéndome que viniera. Yo no trabajo para nadie. ¡Somos escritores los dos! — Dije al hombre. _ ¿Conque sois escritores? — Dijo el hombre muy pensativo. _ ¡Así es! ¿Pasa algo? — Dije al hombre. _ ¡No! es un detalle que no sabía de ti. ¡Mira! Ya vamos entendiéndonos. — Dijo el hombre. — Y ¿Tu amigo Eduard White sabes porque vino aquí? — Dijo el hombre muy interesado. ¡No! Me sorprendió recibir la carta que me envío. — Dije al hombre. _ ¿Y eso? ¿Por qué te sorprendió? — Dijo el hombre. _ ¡Porque no sabía que se había ido de aventura! — Dije al hombre. _ ¡Aventura! ¿Para ti esto es una ventura? — Dijo el hombre. _ ¡Más o menos! — Dije al hombre. _ Si esto es una aventura para ti, no te importaría que te dejáramos aquí encerrado unos días… ¡Hasta que sepamos que hacer contigo! — Dijo el hombre. _ ¡No! Me importa mucho. ¡Quiero salir de aquí! ¡Por favor! ¿Puedes sacarme de aquí? — Dije al hombre. _ Me pones en un compromiso. ¿Si te libero de aquí podre fiarme de ti? — Dijo al hombre con un tono muy seguro. _ ¡Te doy mi palabra que no te buscare problemas! Solo quiero seguir mi camino para buscar a mi amigo he irnos lo antes posible de aquí… — Dije al hombre. _ Pero me da que tu compañero que anda por ahí descubriendo cosas nuevas, no piensa como tú. ¿Piensa como tú? — Dijo el hombre _ ¡No lo sé! Lo único que sé, es que es un gran hombre. — Dije al hombre _ ¡Está bien! — Dijo al hombre. Vamos hacer una cosa. — Dijo el hombre _ ¿Qué cosa es? — Dije al hombre muy entusiasmado. _ Te voy a soltar y te vas a ir en busca de tu amigo, pero con unos cuantos hombres míos y os vais a ir de este lugar misterioso para siempre. ¿Qué dices? — Dijo el hombre _ ¡Estoy de acuerdo! ¿Cuándo me voy? — Dije al hombre con muchas ganas de irme de este sitio. _ ¡Sacarle de ahí! — Dijo el hombre con un tono algo más dominante. _ ¡Gracias! — Dije al hombre. ¿Puedo hacerte una pregunta? — Dije al hombre muy serio. _ ¡Qué pregunta? — Dijo el hombre muy serio. _ ¿Es verdad lo que vi, los dinosaurios y todo? — Dije muy seguro de lo que decía. _ ¡Sí! Es verdad. Solo en esta parte del mundo existen todavía todas estas cosas. Por eso no queremos que nadie lo sepa. ¿Ya sabes cómo es el gobierno? — Dijo el hombre con una cara de pocos amigos… _ ¡Sí es verdad! Se volvería loco el mundo al ver que existe todavía los dinosaurios y todas esas cosas… ¡La verdad este mundo es diferente al que yo vengo! — Dije al hombre. _ ¡Por eso estoy protegiéndolo del mundo exterior! Porque yo vengo de donde tu vienes. Del otro lado; pero al ver todo esto, preferí quedarme y protegerlo que antes perder lo para siempre. ¿Ahora me entiendes porque os frenais que ir de aquí? — Dijo el hombre. _ ¡Sí! Yo ahora lo entiendo. — Dije al hombre. Al cabo de unos cuantos minutos de hablar con él, empecemos lo que se dice a cenar… ya se estaba haciendo de noche. El hombre me dijo que se llamaba Carlos, y venia de Washington D.C. lleva aquí en este paraíso cinco años. Por otro lado, no me dijo como se enteró de este lugar que existía; pero yo tampoco quería hacerle la pregunta, porque todavía no había tanta confianza para preguntárselo. Poco a poco, empecé a ver un poco más este pueblo y ver en donde dormía cada gente que vivía aquí… lo que sí le pregunte fue como tenía todos estos alimentos… me dijo: que algunos de sus hombres de confianza se reunían con otros amigos de fuera de este mundo, por llamarlo así. Mi conclusión es, aquí hay algo más que no quieren que sepamos, y la verdad es mejor no saberlo. Por otro lado, lo mejor es que me valla a dormir y mañana siga con mi pequeña aventura en encontrar a mi amigo y salir de este lugar lo antes posible. Al día siguiente: Nada más levantarme y salir de aquel lugar donde había pasado la noche, tenía a dos hombres en la puerta esperándome para irnos a buscar a mi amigo. Uno de ellos me dijo: _ ¿Estás listo para irnos? — Dijo el hombre con un tono de pocos amigos… _ ¡Sí! — Dije. — ¿Pero sabéis donde está mi amigo? — Dije al hombre preocupado. _ ¡Más o menos sabemos por dónde anda! — Dijo al hombre. _ ¡Vale! ¡Vale! — Dije al hombre. Al ver las caras que pusieron los hombres con los que me iba, no me gustaba ni un pelo. Tengo que estar lo que se dice al loro de cualquier movimiento que hagan cada uno de ellos. Así que, nos pusimos de camino hacia la búsqueda de mi amigo Eduard. Como íbamos caminado, no les quitaba ojo a ninguno de los que veían conmigo. Sé que son muchos; pero tenía que estar al loro si quería conservar el cuello. Por otra parte, a lo que iba antes de capturarme estos hombres. ¡Este mundo es impresionante! La verdad, merece todo el esfuerzo que están haciendo en protegiéndolo del mundo exterior… pero sigo diciendo: hay algo más metido en este mundo… Cada vez los dinosaurios seguían viéndolos, cada vez eran más cómo íbamos avanzando. Parecía que estaban lo que se dice aislado por algo, porque lo que me llamo la curiosidad, era que los dinosaurios Rex no les hacía nada a los dinosaurios inferiores… Al cabo de una hora, me dicen que tenemos que parar para descansar un poco. Ya llevamos una hora andando a través de estas montañas y a partir de ahora, es cuando puede venir el peligro. La verdad, lo necesitaba descansar un poco. Estoy lo que se dice agotado de tanto andar con esta gente. Van a un paso ligero y yo que soy de ir un poco más tranquilo y disfrutar el paisaje; pero ellos no, ellos van a lo que van: a buscar a mi amigo Eduard y sacarnos de esta isla lo antes posible. Como estábamos descansando allí todos, los estaba observando a cada uno de ellos. No les quitaba el ojo, ni tampoco a ningún dinosaurio que veía a lo lejos por si podría venir. Mientras que estábamos allí todos, en aquel sitio desconocido para mí, nada más sabia que pensar en que me iba pasar a mí y a mi amigo Eduard cuando estábamos juntos. Al cabo de una media hora así, nos ponemos en marcha otra vez… porque ahora venía lo duro. Por eso, hemos descansado bastante tiempo. Como iba viendo el paisaje, vi que teníamos que subir una buena cuesta hacia arriba para no cansarnos mucho. Una vez en marcha, empecemos a andar durante unos cuantos minutos hasta que lleguemos a la cuesta que teníamos que subir. Una vez en aquella cuesta, todos nos empecemos a mirar a ver quién subía el primero. Como veía que nadie subía primero, dije que subía yo. El jefe del grupo, no me dejo y empezó a subir el primero y yo segundo. Como íbamos subiendo la cuesta, veía que era más pesada de lo normal. Aquella cuesta estaba bien empinada, más de lo que pensaba uno. No sé cómo mi amigo Eduard la subió con todo lo que tenía; claro que llevara algo encima. Cada paso que daba era algo pesado. Yo no tenía pensado subir por aquí... iba a seguir el camino. Al cabo de una hora estábamos lo que se dice arriba. Aquello era algo impresionante, se veía todo el valle e incluso veía el agua de color roja. Vi que algunos se empezaron a sentar en el suelo, así que; me senté yo también. El jefe del grupo nos dijo que mejor siguiéramos que esta zona no era buena. Habían visto depredadores muy carnivales por aquí; así que, me levanté del suelo y me puse a la altura del jefe sin decir nada a nadie. En mi mente tenía a mi amigo Richard en qué estaría haciendo ahora mismo. Pero como veía la situación, tenía que estar más aquí con esta gente, que pensando en qué estará haciendo mi amigo. Como seguíamos avanzando, cada lugar que estaba viendo con mis ojos era algo magnifico. La verdad, todo en este lugar es magnífico. Nunca había visto un lugar como este, y creo que salir de este lugar mi amigo y yo con vida, va a ser tarea difícil para los dos. Al cabo de una media hora así, ya estábamos andando por unas montañas que sus paredes parecían cristales. Aquí hay materiales que en mi mundo matarían por ellos. Al pararnos durante unos minutos, empecé a comprobarlos a ver como eran y vi que era algo único. En un pequeño descuido puede llevarme un cachito de cristal de pared muy pequeño que me pude guardarme en el pantalón en un bolsillo que tenia por dentro. Al verme que estaba al lado de una pared que le faltaba algún cacho, uno de ellos me tiro contra el suelo y me dijo: _ ¡No te arrimes a la pared! ¡Ni la toques! — Dijo muy cabreado apuntándome con el arma a la cabeza. Al ver a ese hombre apuntándome a la cabeza, pude ver en sus ojos que no me lo decía en broma. Tenia esa mirada de asesino. Le daba igual a quien matara. Volví a incorporarme de pie otra vez y antes de seguir andando uno de los guardias por decirlo así, me ato las manos para que no pudiera tocar nada y siguiéramos adelante. Como íbamos avanzando. Las cosas seguían viéndose impresionantes. Había mucha aurora boreal. Eso significa que seguimos estando en el norte. A veces no les entendía lo que decían. Ya me estoy cansando de estar andando de un lugar a otro. No se cuando me voy a encontrar con mi amigo Eduard. _ ¿Cuánto falta para ver a mi amigo Eduard? — Dije. _ ¡Falta poco! — Dijo un poco mosqueado. Y como íbamos caminando escuche decir que cuando estuviéramos los dos juntos, nos iban a matar y así, no se sabría nada de nosotros. Al escuchar eso, yo ya me iba haciendo una idea con esta gente; así que, tenía que estar preparado para escapar cuando pudiera… Al cabo de una hora así, lleguemos lo que se dice a un pueblo situado entre las cumbres de las montañas. Una vez estando allí encerrado en una cabaña. Veo que pasa por una pequeña ventana a un hombre con barba que se parecía a mi amigo Eduard. Empecé a pensar si era ese mi amigo o no. Eduard no se dejaría la barba tanto tiempo si no le pasa nada malo. Al cabo de unos cuantos minutos de pensar si ese hombre era mi amigo, o no, le pregunte al guardia de la puerta. _ ¿Ese hombre que iba con barba no se llama Eduard White? ¡El escritor americano! — Dije al hombre. _ ¿Por qué quieres saberlo? — Dijo muy interesado. _ ¡Es mi amigo! He venido con tus amigos para sacarlo de aquí y irnos de este sitio para siempre. ¡Ese el trato que hice con tu jefe! ¡Claro que sea tu jefe también! — Dije. _ ¡Tranquilo hombre! Dentro de unos minutos le conocerás si es tu amigo o no. Mientras tanto, cállate. Al ver que el guardia de la puerta me hablo así, lo mejor fue que me callara hasta que viniera ese hombre donde estaba yo. Al cabo de una media hora así, vi al hombre que dudaba que era mi amigo. Y al final no era mi amigo. Pero cuando empecé a hablar sobre mi amigo como era, el hombre me dijo que le conocía, que hace un día y medio estaba con él en unas montañas pegadas al rio de la muerte. Al escuchar ese nombre sobre el río, le dije: _ ¿Qué es ese rio? ¿Dónde está? — Dije muy entusiasmado en dónde estaba ese sitio. _ ¿Para qué? Si no puedes ir. — Dijo el hombre. _ Yo lo único quiero encontrar a mi amigo Richard para irnos de este lugar lo antes posible. Porque si no nos vamos, nos mataran. — Dije. _ Y, ¿Por qué os mataran? ¿Será por qué habéis visto este lugar y no tendríais que verlo? — Dijo. _ ¡Es por todo! No somos de este mundo por decirlo así. También somos escritores del mundo paralelo a este, y etc. ¡No somos bien recibidos aquí! — Dije. _ ¡Sera por eso! — Dijo. _ ¡Sabes que va a pasar ahora? — Dije. _ ¡No! Ahora mismo soy un prisionero igual que tú. Lo que si yo haría seria: intentar salir de aquí y irme a buscar a mi amigo. Ya sabes en donde esta. Y por si no estuviera por ahí, yo le buscaría por la montaña de la muerte. — Dijo. _ ¿Qué es la montaña de la muerte? Y, ¿Qué hay ahí para que mi amigo valla para allá? — Dije muy interesado en saberlo. _ ¡Esto nadie lo sabe! En ese lugar, existen cosas muy raras por ahí… Me refiero de raras como magia y pasadizos secretos a otros mundos… — Dijo. _ ¿Cómo sabes eso? — Dije. _ Yo nunca lo he visto. Un amigo de mi amigo me dijo que aquel sitio había de todo. Era magia. Podías estar donde quisieras estar… había muchas puertas mágicas a lugares que sería imposible de ir. ¡Ahora, no se si es verdad, o no! Yo nunca lo he visto. — Dijo. _ Y ¿Eduard sabe esto? — Dije. _ ¡Claro que lo sabe! Estaba él personal mente cuando nos lo dijo. Pero esta gente le busca por eso. — Dijo. _ ¡Ahora más que nunca tengo que ayudarlo y irnos de este lugar lo antes posible! — Dije. Al ver el guardia que estábamos hablando en voz baja, abrió la puerta y entro y dijo: _ ¿Qué estáis hablando? — Dijo con voz de mosqueado. _ ¡Nada! Solo estábamos hablando de quienes somos. — Dije. Estaba ahora pensando en como salir de este lugar. A lo mejor, este hombre es algún infiltrado para sacarme información. Porque como le veo, no tiene nada de que le hayan pegado ni nada. ¡Me dije para mi mismo! A lo mejor, puedo utilizarle para escapar y luego intentar darle esquinazo. Pero viendo de lo ágil que esta, me cogería… Tendré que estar al loro a ver que pasa con este también. ¡No me puedo fiar de nadie! Solo de mi mismo. Al cabo de unas horas, uno de los hombres que me trajo a mi y me metió en este lugar, me lleva a otro sitio con la cara tapada. Una vez dentro de aquel lugar, no podía ver nada. Tenía vendado los ojos para que no viera en donde estaba y con quien hablaba. Una vez dentro de aquel sitio: _ ¿Sabes en donde esta tu amigo Eduard? — Dijo uno de los hombres que estaban allí. _ ¡No! No se donde esta. Solo quiero irme de aquí con mi amigo, y ya está. — Dije. _ ¿Por qué habéis venido? — Dijo uno d ellos hombres que estaba allí. _ ¡No lo sé porque ha venido! Yo solo sé que estoy aquí por una carta que me envió. Solo sé eso. — Dije. _ Solo queremos una cosa que tiene que es nuestra, nada más. — Dijo con un tono no muy seguro. _ ¡De eso no se nada! — Dije. Durante unos segundos parecía que nadie hablaba en este lugar… _ ¡Esta bien! Confiare en usted que no sabe nada de su amigo. Pero que no se te olvide lo que te voy a decir… ¡Si recuperas lo que es mío, os iréis de este lugar con vida! ¡Si no lo recuperas, ya sabrás donde vas! — Dijo uno de los hombres que estaba allí. _ ¿Qué cosa es? — Dije muy entusiasmado. _ ¡Ya sabrás lo que es cuando veas a tu amigo! — Dijo. — ¡Soltarlo por ahí! Y luego venís a aquí que tenemos sacar información al otro. ¡Ese sabe algo seguro!… — Dijo. Mientras que estaba saliendo de ese lugar, escuche muy bajo que dijo: _ ¡Seguirle! Pero que no os vea. ¡no me fio de él. — Dijo con voz de desconfiado. Nada más salir de aquel lugar… a unos cuantos metros de aquel lugar donde estaba metido, me quitaron la venda de los ojos y me dijeron: _ ¡Toma tu mochila y vete! ¡Recuerda el trato! — Dijo. _ ¡Vale! Nada más salir de ese sitio, me daba la mala espina de que me podían seguir, así que, empecé a irme por otro lado para poder despistarlos y confundirlos y ver que me perdía por este sitio. Las horas pasaban muy deprisa aquí en este lugar… No podía arriesgarme a que nos encuentre los dos juntos por si nos pasara algo. Así que, decidí intentar despistar a los que me seguían desde lejos. Por otro lado, en este lugar ellos me ganan con experiencia, porque ellos se los conoce mejor que yo. No los quería llevar a la boca del lobo para que capturaran a mi amigo Eduard y que nos mataran a los dos por ver cosas que no teníamos que ver. También, hice un trato con ellos, pero al final como veo, no lo voy hacer, la amistad de Eduard vale más que cualquier otra cosa. Las cosas por este lugar eran maravillosas, no podía creérmelo. Cada vez veía algo que nunca había visto en mi vida. Como estaba andando por aquellas montañas, vi un pequeño riachuelo de color verde, me fui a ver si podía beber algo de agua por ahí. Pero al acercarme al rio, una cría de dinosaurio se acercó a mí y me fue a morderme en la bota, menos mal que me di cuanta y la golpeé, sino… no sé qué me podía hacer… Se que mucho rato aquí ya no podía estar, no por los hombres que me seguían, sino por la patada a la cría y empezó a gritar como llamando a su madre; así que, tenia minutos antes que llegara la madre y me comiera de un sol bocado. Al cabo de unos cuantos minutos, veo que el agua que no esta nada mal, se podía beber; así que, empecé a llenar las cantimploras que tenía, no eran muchas, solo tenía dos. Por otro lado, tenía que buscar algún refugio para poder pasar la noche. Empecé a alejarme de aquel sitio andando un poco por el agua para no poder dejar huellas que pudieran rastre arlas. La verdad, ande más de quince minutos río arriba. Se que me la jugaba con el dinosaurio, pero no tenia otra opción, ellos, o el dinosaurio. Al cabo de una media hora así, encontré lo que se dice un pequeño refugio que podía pasar la noche. No era mucho, pero algo. Lo único que tenia que vigilar era delante de mí, porque por detrás tenia una roca bien grande y estaba a una pequeña buena altura. Desde mi posición no podía ver bien toda la selva por llamarla así, tenia que subir un poco más arriba para ver con mejor claridad por donde estaba el río de la muerte. Mañana por la mañana, subiré más arriba y veré en que poción estoy. Ya son las seis y algo de la mañana. Me sorprende por seguir aquí solo por ahora. ¿Ho tal vez ya están cerca y me están vigilando? No lo sé, pero si es así, tendré que tener los ojos bien abiertos si quiero escapar de este lugar sin ser vistos… Empecé a subir a la montaña a ver todo desde arriba a ver que veía por ahí. Y la verdad, no están nada mal están vistas… desde mi posición veo todo lo que quiero saber. Veo a lo lejos un río de color rojo y unas montañas más o menos cerca. Eso significa que desde el río hasta la montaña, hay unos kilómetros nada más. Me bajé de la montaña y empecé a andar por el sendero que vi desde la montaña. Al cabo de unos cuantos minutos, salí del sendero y vi lo que se dice campo abierto. Podría ver todo el paisaje sin que nada me molestara la vista. Pero había un inconveniente nada más, que aquel sitio amplio había dinosaurios. Si, he dicho dinosaurios, y lo bueno no eran de esos que me tropecé anoche, estos son más civilizados, eran lo que se dice herbívoros que se alimentaban de vegetales. ¡Que suerte la mía! Empecé a caminar todo recto a ver si podía pasar todo ese campo que tenía. Antes de pasar todo el campo, empecé a observar a mi alrededor a ver si veía a alguien humano como yo; pero no veía nada, nada más vegetación y dinosaurios herbívoros. Empecé a caminar entre esos dinosaurios. No me lo podía creer. Toda mi vida había soñado con esto. Caminar entre dinosaurios, pero nunca había pensado que tenia que salir corriendo de gente humana en un mundo de dinosaurios. Una vez que pase todo aquel descampado de dinosaurios, no me lo podía creer… sabemos que estos dinosaurios no hacen nada, pero no te puedes fiar ahora mismo de nadie, y menos en un mundo como este. Empecé a caminar entre todos aquellos árboles que avía por ahí plantados. Lo único que quería es llegar al rio ese y poder coger algo de agua para poder beber. ¡Espero que ese río tenga agua potable! Porque me habían dicho que era de color roja. Una vez en el río, vi que era todo de color rojo. La verdad, era cierto que era de color rojo. Decidí probar el agua a ver como sabia, y la verdad no estaba nada mal. Se podía beber, pero lo malo era de color roja. Mientras que estaba llenando el agua, no dejaba de ver a mi alrededor a ver quien venía. Estaba lo que se dice nervioso. Estaba en un mundo que no conocía para mí. Me perseguían unos cuantos hombres para matarme a mí y a mi amigo Eduard. Al cabo de unos cuantos minutos de estar en aquel río y contemplar todo su color, llegue la conclusión de que, si escribo sobre este descubrimiento lo iban a saquear todo el mundo. Como dije tiempo atrás… tenia que estar protegido por gente de verdad, no por gente que mate y haga beneficios con él. Como estaba en el río, al terminar de llenar la cantimplora de agua, decidí descansar durante unos minutos para refrescarme las ideas un poco. Empecé a pensar en la situación en la que estaba. Nunca me había encontrado con esta situación. Aquel lugar era magnifico. Era algo único en la vida, y estar aquí y ver esto, merece todos los riesgos que estoy pasando. Por otro lado, ya me estoy quedando sin comida. Solo me queda unas cuantas latas nada más. Espero encontrar ese lugar lo antes posible, sino sé que va a ser de mi… Al cabo de unos cuantos minutos, empecé de nuevo mi marcha donde estaba mi compañero Richard, para poder irnos de este lugar lo antes posible. Como estaba caminado por aquel lugar desconocido para mí, no me fiaba de nadie. Ya dudaba a veces de mi sobra. No se cuanto de distancia los tengo a los que me siguen por detrás mi a, no quería saberlo. Lo único que pensaba era poder encontrar a mi amigo y salir de este mundo y volver al mundo rutinario de todos los días en mi país. De vez en cuando veía algún que otro dinosaurio que no era vegetariano. Pero iba con cuidado para no estar muy cerca de ellos. porque no me fui de ellos. Al cabo de unos cuantos minutos, veía ya algo que era diferente al resto del paisaje. Vi que era algo magnifico el valle, pero no me tenia que dejar cautivar por sus encantos, porque no conozco nada de este lugar. como seguí avanzando, dejé el río ya atrás. Por otro lado, me iba alejando de esas criaturas al mismo tiempo que me iba dejando atrás otras cosas. Una vez que entre en territorio desconocido para mí, no sabia lo que me esperaba en este lugar. Es algo único en el mundo. Se parece que este lugar tiene fases por decirlo así. Me refiero lo de fases, Me refiero en un lugar están los dinosaurios, en otro lugar están otros dinosaurios vegetarianos, por decirlo así, es algo increíble. Ahora mismo, estoy en un habita único en el mundo. Esto me recuerda al escritor de ciencia ficción Julio Verne, cuando fue al centro de la tierra. Las cosas de mi mundo que son grandes, aquí son pequeñas, y las pequeñas son grandes. Así que no me quiero imaginar que cosas tiene que a haber aquí en este lugar… Como iba caminando por este lugar, vi un letrero que ponía: Cuidado, lugar desconocido. La verdad, ese mensaje me quede algo impresionado y misterioso para mí. No sabia que pensar, si seguir adelante o retroceder y pasar por otro lado. Pero no tenía tiempo en pensar, tenía que seguir cueste lo que cueste. Antes de entrar en ese lugar, gire la cabeza para un lado y el otro. Se parece que había solo un hueco para pasar a ese lugar. Era un túnel bien largo, porque no veía nada a lo largo del túnel. Empecé a andar muy despacio, sin descuidar la vista de atrás. Sentía como si alguien me mirara. Pero no tenia otra opción, si retrocedía, me cogerían los que me seguían y no podría salvar a mi amigo Richard. Al cabo de unos minutos andando por ese lugar a oscuras, empecé a ver algo de luz. Se que estaba pasando por una montaña bien grande. Cuando salí del túnel, no me lo podría creer. Era igual que la entrada del túnel. Algunas cosas eran grandísimas y otras pequeñitas… en ese momento: pensé si estaba en unos de los libros de Julio Verne, “Viaje al centro de la tierra”. Ahora mismo, las platas son grandísimas. No me lo podría creer. Ver todo aquello con mis propios ojos y tocarlos con las manos, era algo grandioso. Pero no podía contemplar las cosas, tenia que darme prisa, me estaban siguiendo y yo tenia que encontrar a mi amigo Eduard y salir de este lugar lo antes posible. Cómo iba caminando por este lugar extraño para mí, no sabía en qué peligros me iba a encontrar. También, no sabia si en este mundo, las horas y los días eran iguales que en mi mundo. En fin, era todo nuevo para mí. Me pare a descansar durante unos minutos y me puse a comer algo. Tenia que comer en raciones pequeñas para que me durase algo más la comida que tenia en mi mochila. También el agua que tenía. Durante minutos empecé a contemplar este magnífico mundo que solo era de fantasía. No tenía otra palabra ahora mismo que fantasía. Una vez que ya descansé un par de minutos, aproximadamente una media hora así, seguí mi camino. Bueno, mejor dicho, mi instinto. Como estaba viendo por este magnífico mundo, no sabía que decir. Me podría esperar cualquier cosa en este mundo. Como iba andando, nada ni menos me caí lo que se dice en un agujero. Mejor dicho, parece una cueva o algo parecido. Una vez dentro de la cueva, empecé a ver quién vivía aquí. Aquella cueva era algo único. Lo digo porque lo que había escrito en las paredes de las cuevas era algo asombroso. Eran caligrafías antiguas y parecía escrito por los mayas. Si, por los mayas. Al cabo de unos cuantos minutos de inspeccionar la cueva, me di cuanta quien vivía aquí era una persona humana; pero no era de mi época. Era algo anterior de mi época por las escrituras que había. Como he dicho antes, podría ser mayas… Durante unos cuantos minutos empecé a ver que no venia nadie a este lugar, así que, no podía quedarme mucho tiempo parado, tuve que reanudar la marcha hacia mi destino, que era encontrar a mi amigo Eduard. Atrás, dejaba todo aquello que era único en el mundo. Ha veces no sabia como describir las cosas por lo hermosas que eran. Como iba caminando por aquel caminito que había por aquel bosque por llamarlo, veía cosas únicas. Como dije las cosas mas grandes de mi mundo, aquí son pequeñas y las pequeñas, son grandes. Yo nada más sabia pensar en mi amigo Eduard tenia que encontrarlo lo antes posible, no quería dejarlo en este mundo y menos con esta gente que le esta buscando para matarlo. ¡Bueno, a mi también! Por otro lado, había salido de la ruta del río de color rojo. La verdad, no quiero volver a ese lugar porque no me fío de esta gente que me persigue. Ahora mismo, estoy yendo a ciegas a por mi amigo Eduard, no se en donde estoy ahora mismo y menos él. Porque si el sabe que le están persiguiendo para matarlo, estará ahora mismo huyendo de esta gente, igual que yo. Como iba avanzando por aquel bosque, me iba encontrando cada vez con mayores obstáculos para poder pasar… yo solo me estaba encerrando en un camino que no tenia salida, solo tenia que dar media vuelta y volver por donde había venido para encontrar otro camino mejor. El día se iba acortando, cada vez tenía la noche encima y tenia que descansar un poco y yo, sin saber nada de mi amigo. Como iba caminado por este lugar extraño para mí. No sabia por donde ir ya. Estaba más perdido que una aguja en un pajar. No sabia por donde ir, solo sabia caminar y caminar. Una vez que ya no puede caminar más, decidí pararme, pero a unos cuantos metros de distancia de donde me encontraba yo, vi como si fuera unas casas fabricadas como antigua mente, así que, decidí seguir caminado hasta poder llegar allí. Una vez que llegue. Me di cuanta que donde estaba yo no era lo que pensaba. Si eran como casas, pero la gente que me imaginaba yo y esta gente, no se parecen nada igual. Todos me empezaron a mirar como extraño que era. Algunos de ellos empezaron a hablarme, pero no los entendía muy bien. Para mi hablaban en portugués. Y la verdad, no se nada del portugués. Intentaba comunicarme con ellos por señas, pero no me dejaban ni explicarme. Me empezaban a quitar la ropa que tenia puesta. Hasta que vino un hombre que parecía ser el jefe. _ ¡Hola buenas! — Me dijo. _ ¿Parece que sabes mi idioma? — Dije riéndome un poco. _ ¡Así es! — Dijo. — ¿Qué haces muy lejos de tu tierra? — Dijo un poco serio… _ La verdad es que si estoy lejos. Estoy buscando a mi amigo Eduard para poder irnos a casa. — Dije. _ ¡Eduard! — Dijo un poco pensativo como si no supiera nada. _ ¡Así es! ¿Le conoces? — Dije. _ algo hemos escuchado por ahí. También sabemos que os están persiguiendo unos hombres malos. — Dijo. _ ¡Así es! ¿Me vas a ayudar? — Dije. _ ¡Vamos a mi refugio y comemos algo y hablamos! — Dijo. _ ¡No! La ultima vez que fui a un sitio de esos, mira lo que me ha pasado. Ahora me quieren matar sin hacer nada. — Dije un poco desconfiado. _ ¡Confía en mí! Nadie te hará daño. — ¡É um amigo. não fazer nada! — Dijo a todos los que había allí. — ¡Vamos! Una vez en el refugio, no sabía qué hacer. Estaba pendiente de todo y de todos. Observaba a toda la gente los movimientos que hacía. Aquel sitio para mí era desconocido. Solo quería encontrar a mi amigo Eduard y salir de este mundo, por llamarlo así y llegar a mi casa y seguir con mi trabajo y olvidarme de todo esto para siempre. Durante unos minutos estaba lo que se dice mirando a todo el mundo, pero al final empecé un poco a confiar en ellos y empecemos a hablar. _ ¿Veo que quieres salir de este lugar lo antes posible? — Dijo el hombre. _ ¡Así es! No es mi lugar. — Dije. _ ¡Esta bien! — Veremos a ver que puedo hacer. ¡Me llamo Mat. _ ¡Encantado Mat! Me llamo Ángel. _ ¡Encantado, Ángel! — Dije. _ Lo que podemos hacer para encontrar a tu amigo es una expedición de rescate. Lo bueno es que tengo hombres de sobra para ayudarte. — Dijo Mat. _ ¡Eso esta bien! ¿Cuándo empezamos? — Dije con muchas ganas de ir a buscarlo. _ ¡Tranquilo! Primero tengo que organizar la expedición, y ver más o menos por donde ha estado y estudiar el lugar… — Dijo Mat. _ Y, ¿Cuánto vas a tardar en eso? — Dije. _ ¡Hoy ya no! Pero mañana podremos ir… pero por la tarde como mucho. — Dijo Mat. _ No me queda otra que esperar? — Dije. _ ¡Así es? No puedo hacer otra cosa. Pero me gustaría si hay algo nuevo e interesante de este lugar que yo no sepa, me lo quedare para mí. ¡Cualquier cosa! — Dijo Mat. _ ¡Echo! No sacaremos nada de este lugar sin permiso tuyo. Y si podemos librarnos de los que me persiguen para siempre, mejor. ¡Me arias un favor! — Dije. _ ¡Echo! Así que, vamos a cenar… Durante la cena empecemos a hablar para poder romper un poco más el ambiente y conocernos algo mejor. Por mi lado, yo solo quería encontrar a mi amigo y regresar a mi mundo y seguir mi vida de escritor como soy ahora mismo. Las horas empezaron a pasar y la noche empezó hacer algo fresco por esta zona. Por otro lado, la noche era algo bien bonita al ver el cielo lleno de estrellas, nunca había visto tantas estrellas juntas… ¿Será por este mundo que es di referente al mío? Puede ser… pero la verdad, como hemos dicho, nada de este lugar será revelado al mundo, porque algo tan bonito como esto, podrían destruirlo de la noche a la mañana. Al día siguiente, nada más levantarme a las siete de la mañana vi lo que nunca había visto, la opuesta de sol más bonita del mundo que he visto por ahora, y como dije, nada de fotos ni de vídeos como habíamos acordado, solo estará en mi recuerdo y en el recuerdo de mi amigo Eduard. Sobre las nueve de la mañana empecemos la búsqueda de mi amigo Eduard con un grupo de gente que conocía el terreno mejor que yo. Por otro lado, no me o podía creer que Mat viniera conmigo a encontrar a mi amigo Eduard, pero aquí todo el mundo quiere algo a cambio, aunque sea la mitad de cualquier cosa importante y que encuentre mi amigo Eduard o yo. Ese fue el trato. Como seguíamos andando por este lugar desconocido para mí, solo sabía hacerme una pregunta, ¿Encontrare a mi amigo Eduard con vida? Esa es la pregunta que me hago ahora mismo. Cada vez era algo más cansado para mí, porque ahora mismo no recuerdo descansar bien a gusto. ¡Como echo de menos mi cama para dormir! Como seguíamos andando por este lugar desconocido para mí, solo sabía hacerme una pregunta, ¿Encontrare a mi amigo Eduard con vida? Esa es la pregunta que me hago ahora mismo. Cada vez era algo más cansado para mí, porque ahora mismo no recuerdo descansar bien a gusto. ¡Como echo de menos mi cama para dormir! Solo sé que contaba los días que me estaba tirando aquí metido para salvar a mi amigo Eduard. Ahora si puedo decir que es una sensación única en la vida. Lo que estoy viviendo ahora mismo nunca lo olvidare. Al cabo de un rato, veo que nos paramos y en ese momento le digo a Mat: _ ¿Qué pasa Mat? ¿Por qué hemos parado? — Dije. _ ¡No pasa nada! — Podemos seguir la marcha. Solo hemos parado porque hemos visto unas huellas que podían ser de animales. — Dijo Mat. _ ¿Pero esas huellas son buenas noticias o malas? — Dije un poco desconfiado. _ ¡No hay que alarmarse! — Podemos seguir bien la marcha. _ ¡Ah! — Dije. En ese memento, vi que Mat estaba hablando en voz baja con su rastreador y pase del tema y seguí haciéndome el tonto como si no pasara nada. Al cabo de unos cuantos minutos, vi un paisaje diferente al otro, entonces en ese momento dije. _ ¡Tengo una pregunta! ¿Permiso para hablar? — Dije con una pequeña risa. _ ¿Dime? — Dijo Mat. _ Me he dado cuenta que hemos cambiado de paisaje. — Dije. _ ¡Aquí hay muchos paisajes diferentes — Dijo uno de ellos riéndose. _ ¡Ya me estoy dando cuenta! Gracias por responderme. — Dije. _ ¡Vamos a descansar un rato! — Exclamo Mat. — Vamos hablar _ ¡Vamos parar a descansar un rato y te cuento! — ¿Por qué estos cambios de paisajes? _ ¡De acuerdo! — Dije. _ ¡A ver, Ángel! Esta forma de países que cambian cada dos por tres en este mundo por decirlo así, es por el clima que hay aquí. En unas zonas el clima es más fuerte que en otras partes… _ ¡Vale, vale! — ¿Pero por que existen dinosaurios? Porque en realidad son de verdad. — Dije. _ ¡Así es! Son auténticos. — Por otro lado, no se muy bien lo que paso en este mundo por llamarlo así, que esta parte no se distinguió cuando cayo aquel meteorito y mato a todos los dinosaurios. Ahora, yo unos cuantos más de mis hombres queremos proteger este lugar. — Dijo Mat. _ Pero de vez en cuando sacando provecho. — Dije. En ese momento, Mat se echo una risa… _ ¡Así es Ángel! — Dijo Mat. _ todo el mundo tiene derecho de sobrevivir como sea. _ ¡Así es! — Dijo Mat con otra risa. _ ¡Bueno! ¿Cuándo seguimos la búsqueda? — Dije. _ ¡Cuando usted quiera! — Dijo levantando los brazos. _ ¡Vamos! Empecemos a andar otra vez por aquel campo diferente a los demás… Era algo magnifico, espectacular, en fin, no se como describirlo ahora mismo. Como iba avanzando estaba viendo otra vez a los dinosaurios que se distinguieron miles de años atrás… pero que vamos hacer, esto es algo único en la vida. Por otro lado, la búsqueda de mi amigo Eduard nos esta levantando dolor de cabeza a más de uno de este mundo, pero que le vamos hacer… Seguimos caminando durante un par de minutos hasta que nos detuvimos. En ese momento, dije a Mat: _ ¿Qué pasa, Mat? ¿Por qué nos hemos parado, pasa algo? — Dije preocupado. _ ¡No! Solo es por rutina y inspeccionar mejor el terreno, por lo general, esta todo bien. _ ¡Vale! — Dije. Al cabo de unos cuantos minutos seguimos la marcha. Vi que estaba viendo unas huellas muy grandes. La verdad, era de algún animal bien grande de aquí, pero ahora mismo no sé cuál podría ser, tenía mis dudas. Esta vez íbamos lo que se dice andando más despacio de lo normal, no quería cruzarme con algún animal que no era de mi agrado. Una vez que lleguemos lo que se dice a un pequeño refugio, empecemos a mirarlo. Uno d ellos chicos encontró algo interesante que podría ser de Eduard. _ ¡Eh, jefe! He encontrado esto. — Dijo uno d ellos hombres. _ ¡Un jersey! Puede ser de Eduard. — Dijo. _ ¡Cómo! ¿Habéis encontrado algo de Eduard? — Dije muy entusiasmado con ver que era. _ Es un jersey. ¿Es de él? — Dijo Mat. _ ¡Sí! Es de él. — Dije. _ Entonces vamos en buen camino. Chicos inspeccionar bien el terreno en un perímetro a ver por que lugar han ido. Creo que han seguido la ruta del río, pero no estoy seguro. — Dijo Mat. _ ¿Tu crees Mat que han ido para el río? — Dije. _ Es lo que haría yo si me están siguiendo. Porque en el río podre despistarlos más adelante porque hay un paso que puede pasar a la otra orilla del río. _ ¡Vale! Tu ahora mismo eres el jefe. Yo solo quiero irme de tu isla por decirlo así y volver a mi mundo y olvidarme de esto. _ ¡Eso mismo quiero yo! Ya tengo ganas que os valláis de mi isla. Porque desde que llego tu amigo, solo he tenido problemas… Al cabo de unos minutos, empecemos a seguir el camino del río. La verdad, estaba a una hora y algo el puente que decía Mat, así que, hicimos una pequeña parada a ver que hacíamos. _ ¡Bueno Mat! ¿Qué vamos hacer? ¿Pasamos o no pasamos? — Dije. _ ¡Estoy pensando! Veo que somos bastante gente, estoy pensando en hacer dos grupos, uno pasa el río y el otro sigue recto. — Dijo. _ ¡Buena idea! Así cubrimos más terreno. — Dije. _ ¡Así es! Así que, tu te vienes conmigo y tres más, quien sea. Los demás, ir todos juntos. _ ¿Qué pasa jefe si lo vemos? — Dijo uno de sus hombres. _ Pues llamáis… porque tenéis los walkie talkie. — Dijo Mat un poco cabreado con ellos. _ ¡Esta bien! — Dio uno de sus hombres. _ ¡Mirar chicos! Carlos vas a ser vuestro jefe ahora mismo, y si le veis, nos lo comunicáis y listo. ¡No es tan difícil! — Dijo Mat. _ ¡De acuerdo jefe! — ¡Vamos chicos! — Dijo Carlos. Mientras unos cuantos hombres de Tom se dirigen río arriba, yo Tom y unos cuantos más, pasamos a la otra orilla del río a ver si vemos alguna pista que de mi amigo Eduard. Nada más pasar al otro lado, Tom empezó a inspeccionar el lugar. Se le veía como si fuera un gran rastreador, como si fuera que sabía bien lo que hacía. _ ¡Vamos a seguir río abajo por este lado! — Dijo Mat. _ ¿Estás seguro Mat ahora dirigirnos río abajo? Te lo digo porque hemos subido río arriba y sabemos cuánto hemos tardado. — Dije con dudas. _ ¡Así es! Se nota que hay pisadas de hombre que se dirigen río abajo. Puede ser él o no. Pero hay que arriesgarse. — Dijo Mat. _ ¡Está bien! Tu eres el que más sabe de todo esto. — Dije. Decidimos irnos río abajo a ver si vemos a nuestro amigo Eduard. Al cabo de unos cuantos minutos andando río abajo, encontramos lo que se dice pisadas divididas para abajo y para el bosque, por decirlo así. Nos quedamos lo que se dice pensando durante unos minutos que vamos hacer, así que, a Mat se le ocurre una cosa, llamar al otro grupo y que venga a donde estamos nosotros. Una que el equipo había llegado donde estábamos nosotros, empecemos a hablar. Una vez que le dejemos lo que íbamos que hacer, no separemos otra vez el grupo de nuevo, pero esta vez todos en la misma orilla, pero en direcciones diferentes. Una vez que empecemos ir dirección abajo con mi amigo Mat y sus compañeros, empecemos a ver más huellas hasta llegar a un punto que se detiene en una cascada. Mi amigo Mat dijo: _ ¡Bueno! ¿Qué hacemos ahora? — Dijo Mat haciendo un gesto con la mano diciendo que ya no se puede ir mas abajo. _ No lo sé! Te recuerdo que yo soy escritor y de estas cosas no se nada. — Dije. _ Te lo digo porque no sé por dónde ha ido. ¿Por qué tirarse por esta cascada no lo abra echo? — Dijo Mat. _ ¡No lo sé! Para mi todo esto no es normal. — Dije.

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