Hoy caminando por la acera de la calle, la he visto pasar…
ver aquella mujer con aquellos ojos que me decían “cómeme”. Ella iba tan
elegante como siempre, con unos pantalones ajustados y su chaqueta de color
roja; y esos labios pintados de color rojo, que nada más verla, me daba la
sensación de besarla todas las veces que me cruzaba con ella.
Ella es así de chula y elegante, la gusta que la miren al
pasar, por lo guapa que es, sin dudarlo no podría dejarla de mirar… sus ojos marrones y su pelo rizado, marcaba
el paso al pasar… así era ella, tan guapa y chula por la calle iba sin más.
Todos los días me la cruzaba en el mismo sitio y a la misma
hora casi, a veces cinco minutos más tarde o, cinco minutos antes; pero me daba
lo mismo la hora que era, solo quería verla otra vez, porque me alegraba el día
y la noche también.
Un día que me senté en el banco de aquel parque que me
cruzaba con ella, y ella no apareció, pasaron las horas y ella no pasaba, no sabía
el motivo porque no paso…
Al día siguiente, no sabía que hacer ya, el amor de mi vida
se me fue sin decirla nada al pasar… así es el amor, viene y va.
Para la mujer de rojo.
Julio
Moreno Escritor.
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