LA CASA:
Era sed una vez: en un lugar de la mancha cuyo
nombre no quiero recordar, vi una casa que me llamo la atención. Aquella casa no
era muy lujosa por llamarla así, pero si tenía unos ventanales muy grandes, y
eso llamaba mucho la atención de la gente a la hora de pasear…
Un día por la mañana temprano, me dio por visitar
aquella casa más de cerca. Una vez que llegué a las puertas de aquella casa
grande, me di cuenta que aquello era diferente a lo que veía por el camino.
Aquello parecía estar desierto, incluso abandonado. Al cabo de unos cuantos
minutos allí intentando como pasar dentro de la valla de seguridad que tenía la
parcela rodeada, en un abrir y cerrar los ojos vi a un hombre aparecer por el
caminito que conducía a la casa para hablar conmigo.
_ ¡Hola buenas! ¿Que se le ofrece por aquí? – Me
dijo el hombre.
_ ¡La verdad! Todas veces que pasaba por ese
camino que ahí hay enfrente, me llamaba la atención la casa. ¿Quién vive ahí? —
Le pregunte amablemente.
_ ¡Vive el Sr Jhon y su esposa! —
Me dijo el hombre.
_ ¿Podría
pasar a verla? — Le pregunte como cotilla que soy.
_ ¡En otro
momento! Ven mañana.
_
¡Gracias!
Al ver que
el hombre no me dejaba pasar me di la vuelta y me volví por mi camino, pero al
cabo de unos segundos como iba andando me volví a dar la vuelta a ver si el
señor estaba en la valla, vi que allí no había nadie. Era como si se fuera ido
corriendo. No habían pasado ni un minuto que me había puesto andar, y el hombre
no podría haber llegado tan pronto a la casa, pero seguí mi camino para mi
casa.
Una vez en
mi casa, empecé a pensar quien vivía en esa casa. también, en cómo había
llegado tan rápido a su casa si había un buen camino de la valla a la casa. Así
me tire unos cuantos, de minutos, pero no encontraba la solución…
Al cabo de
unos cuantos minutos, vino un amigo mío y empecemos hablar…
Mi amigo,
me dijo que en esa casa no vivía nadie desde hace más de quince años. Allí era
imposible de que hubiera alguien viviendo.
Nada más
irse mi amigo, me puse a pensar en lo que me había dicho y regresé a aquella
casa.
Nada más
verme otra vez en aquella valla. Vi que esta vez estaba abierta y entre dentro
de aquella parcela. Empecé a andar hasta llegar lo que se dice a la puerta de la
casa. una vez que empecé a llamar al timbre de la puerta, vi que no habría y empecé
a mirar por donde podría pasar a la casa.
Al cabo de
unos minutos, vi que una de las ventanas de la casa estaba ropa y entré por ahí…
vi que era el comedor. Aquel comedor estaba lo que se dice bien limpio, y todo
lo que había en la casa era bien caro. ¡De verdad esta casa esta vaciá! —Me dije
para mi mismo.
Como iba
viendo la casa, cada vez me daba que aquí vivía alguien importante; pero cuando
subí lo que se dice a la planta de arriba, vi lo que nunca mis ojos iban a ver,
eran ni nada ni menos que fantasmas haciendo las tareas de la casa. aquellos
fantasmas me emperezaron a mirar hasta que uno de ellos de arrimo a mí y me
quede paralizado delante de él.
En ese
momento, cerré los ojos y me dije que era un sueño, pero cuando los abrí ahí
estaban todavía, delante de mí. Uno de ellos me cogió la mano, y la verdad, lo sentí
como una persona humana, pero no sabría como describirlo porque su rostro y su
cuerpo se transparentaban, es como conocemos nosotros mismos, un fantasma.
Al cabo de
unos cuantos minutos allí mismo con todos ellos, comprendí que aquella gente en
realidad eran lo que se dicen fantasmas, pero nunca querían irse de su hogar… a
eso sele llama amor por el hogar…
Julio Moreno Escritor
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