_ ¿Qué pasa…?
_
Ya sabes lo que me pasa…
_
¡Mujer! ¿No te vas a enfadar por esa conversación con esa mujer en la
fiesta?
_
¿Tú lo ves bonito que te besara delante mía?
_
¡No! ¿Pero ya visteis lo que dije?
_
¡Si ya lo vi! Con esa mirada que me echasteis quede en la fiesta como una
estúpida al besarte esa mujer en la boca.
_
¿Pero… tengo yo la culpa que me besara en la boca?
_
¡No! Tú nunca tienes la culpa. La culpa fue mía por venir contigo a la dichosa
presentación de tu amiga. Por algo querías venir tú.
_
¡Ya estamos mujer!
_
¿Cuántas veces te he dicho que no tengo nada con esa mujer? ¿Dime?
_
¡Muchas veces! Pero… no me fío de ella. La veo muy lagarta contigo.
_
¿Dime que hago? ¿Quieres que deje de venir a las presentaciones de mis
amigos?
_
¡No! Podrías tener una pequeña distancia con esa lagarta.
_
¡Esa lagarta como tú la llamas tiene nombre!
_
¡Ya lo sé! se llama Débora. El mismo nombre lo dice: Devora de hombres. De
maridos y etc.… ¡Mejor me voy a callar!
_
¡Sí! Porque veo que te estás alterando y no es bueno.
_
¡No!
_ ¿Cariño
me das un beso?
_
¡Qué te lo de tu amiga Débora!
_
¡Ya veo que sigues enfadada! Mejor no decirte nada hasta mañana.
_
¿Qué piensas que se me va pasar en cuestión de minutos el cabreo que tengo?
Cuando la vi que te dio el beso tenía ganas de darle una ostia allí mismo. No
lo hice porque tengo más respeto que ella. ¿Sabes?
_
¡Lo se cariño! Sé que tienes mucho respeto. Y, lo valoro.
_
Pero… te digo una cosa.
_
¿Qué cosa cariño?
_
¡Esta noche duermes en el sofá o con la Débora! ¿Tú decides?
No hay comentarios:
Publicar un comentario