Todo comenzó, una mañana de verano del año dos mil. Los profesores que tenía donde estaba estudiando yo, decidimos hacer una excursión por un fin de semana en una casa en Madrid, España.
Me dijeron: que lo íbamos a pasar muy bien todos juntos viviendo en convivencia. Ellos sabían que a mí no me gusta mucho las excursiones y menos quedarme a dormir fuera de mi casa. Los compañeros intentaron convencerme también en que fuera; pero, decía que no. Así durante unos días… cuando quedaba un día para irnos a la excursión esa, llamé a los profesores y les dije que iba a ir con una condición, que los móviles me los tenía que llevar para poder hablar con mis padres por la noche. Ellos dijeron: de acuerdo, solo podríamos encenderlos a partir de las diez de la noche, para poder hablar con ellos...
Al día siguiente: nada más llegar en donde quedé con mis amigos, vi a mis amigos que estaban allí todos contentos porque nos íbamos a ir de excursión el fin de semana.
Yo, la verdad estaba algo cagado porque nuca me había ido de excursión nunca en la vida; era para mi una experiencia nueva en la vida, era algo realmente nuevo.
Ya era la hora de irnos directamente al autobús. Nada más empecé a subir al autobús me di cuenta que no podía echarme atrás, era una oportunidad en la vida salir con mis amigos y dormir fuera de mi casa, mi familia…
Cuando el autobús vi que empezó a arrancar, ya sabía que era tarde para dar marcha atrás y empecé a mirar por la ventana del autobús.
Al cabo de una hora y algo, lleguemos a nuestro nuevo destino: un pueblo de Madrid llamado Valdemanco.
El pueblo no era muy grande. Yo solo lo vi de pasada, porque a la casa donde yo iba no estaba en el mismo pueblo, estaba casi fuera, al lado de una vía de tren. Aquello era bien bonito. Me refiero lo que se dice el paisaje, porque era todo campo y se notaba que podías respirar aire puro de verdad, no el aire de ciudad… este aire era limpio.
Nada más entrar en la casa, empecé a observar cómo era. Me refiero los detalles de la casa y de lo que tenía.
Tenía que entrar a la casa por la puerta que daba a la cocina, por no darme la vuelta y entrar por la otra puerta que daba al campo. Nada más ver la cocina, veía que era grande. Nada más entrar, a mi izquierda tenia pila de fregar. Y como te ponías a fregar, a mi derecha tenía una cocina de gas y arriba tenía el termo de agua caliente. Aquella casa nada más que la vi, noté que lo que iba a ver era antiguo.
Nada más salir de la cocina, vi lo que era el comedor. El comedor, era bien grande, podías meter diez coches aparcados en batería.
Por otro lado, me llamo la atención las cristaleras que tenía y la chimenea que tenía; hay se podía encender un buen fuego para pasar la noche.
Al lado de la chimenea, estaban las escaleras para bajar a la planta de abajo, donde estaban las habitaciones, como me dijeron a mí. (se me olvidaba decir que, al lado de la puerta de la cocina, había dos puertas más, que eran dos habitaciones).
Como iba diciendo antes, al lado de la chimenea estaban las escaleras para bajar a las habitaciones. Como iba bajando a las habitaciones, no sabía que habitación escoger, porque a mi izquierda tenía dos habitaciones, y a mi derecha otras dos.
Pero, eso no era lo curioso, cuando entré en una de las habitaciones, me encontré que había otra puerta que daba a otra habitación más, no sabía que pensar, me vino tantas cosas a la cabeza, que era imposible de escribir.
Decidí no coger ninguna de las habitaciones, porque los compañeros que tenía, algunos no me caían bien, así que, decidí bajar más abajo y me encontré lo que se dice, una habitación tan grande como el salón del comedor. Estaba debajo de toda la casa, veía lo que se dice literas por todos los lados, empecé a contarlas y conté vente literas en esa habitación tan grande. Empecé a ver que literas que iba a escoger, y decidi escoger las que estaban al lado de las escaleras. En ese momento, bajo dos compañeros míos y me dijo en donde iba a dormir, al ver todas las literas, les dije: que dormiría en el medio. Mi compañero dijo: que ellos cogían las que estaban al final.
Una vez que dejemos las mochilas encima de las camas, empecemos a ver que había en la puerta que teníamos delante. Fuimos muy despacio y abrimos la puerta y vimos que había: una televisión en el suelo, un cepillo, un recogedor, cosas para la limpieza.
Por otro lado, he dejado lo mejor para el final, nada más bajar las escaleras, a mi izquierda están las camas en donde voy a dormir yo, y a mi derecha como bajaba las escaleras, estaba la última habitación, la mejor de todas. Nada más entrar en la habitación, a mi derecha vi una cristalera de diez metros de largo y de alto unos cuatro metros y estaba oscuro, no veía nada. Enfrente del cristal, había literas, unas seis literas. Al abrir la puerta donde estaba el cristal tan grande, vi que había una piedra grande unos dos metros de alto por unos ocho metros de largo. El profesor vino y nos sacó de aquel sitio.
_ Nos dijo: que no podíamos meternos allí dentro, por si rompíamos lo que había ahí… y la verdad, lo que vi por el suelo y por encima de la piedra, eran cosas muy antiguas y raras para mí.
Al ver ya toda la casa de cómo era, empecemos a salir fuera de la casa y empezar a adaptarnos al ambiente que había.
No podíamos ver la tele, porque no había tele en el comedor puesta. Solo era una casa para pasar el fin de semana tranquilo, porque te encontrabas muy tranquilo, me refiero: el campo que veía, la vía del tren por la ventana de la casa, la verdad, aquello era como estar en paz con la vida.
Llego la hora de comer todos en el gran comedor que teníamos. Todos empecemos a montar la mesa y poner toda la mesa, cada uno se encargaba de una cosa.
Recuerdo cuando empecemos a comer… nuestro profesor, empezó a contarnos que esta casa estaba encantada, que alguien había muerto aquí dentro y su espíritu no se había ido. La verdad, como estaba escuchando la historia, empecé a mirar a todos y le dije al profesor que parara de contar la historia. Todos empezaron a mirarme, me dijeron si tenía miedo. _ Dije: que no. No tenía miedo, solo dije que no siguiera contando la historia esa, porque esa historia ya me la sabia yo.
Uno de los profesores me dijo: que eso era imposible, que la historia que estoy contando nos la hemos inventado entre nosotros, los profesores. _ Le dije a los profesores si podía seguir yo con la historia, pero sin leer nada, a ver si era lo mismo. Los profesores me dijeron: de acuerdo, a ver si es la misma.
Al cabo unos cuantos minutos… vieron que la historia que estaba contando era la misma que tenían escrita ellos.
_ Uno de los profesores me dijo: ¿Estás seguro que no has leído la hoja?
_ Le dije: como la voy a leer, si de esto no sabía nada yo. ¡Me refiero que ibais a contar una historia vosotros! Pero, lo que si se, es lo que va a venir ahora. Mis compañeros empezaron a mirarme muy rara mente, como si tuvieran miedo de mí. Para no ver esas caras, me levanté de la mesa y me fui al porche, y allí me senté en uno de los bancos que había. Uno de los profesores vino a hablar conmigo, porque me vio algo asustado con todo esto.
Al cabo casi una hora así, me tranquilice un poco y me metí dentro de la casa y empecé hacer como si nada pasara…
Al cabo de unas horas, me junte con un profesor en el salón y un compañero más y empecemos a escuchar como uno de los profesores tocaba la guitarra. La tocaba bien. Eso no lo sabíamos de él; pero, en fin, hay cosas de mucha gente que no sabemos y decimos que la conocemos bien.
Volví a bajar por las escaleras hasta la última planta, es donde estaban mis cosas… una vez que legué allí, vi mis cosas encima de la cama, me subí y me senté encima de una de las literas y empecé a pensar en todo.
Uno de mis compañeros me vio allí sentado y me pregunto. _ ¿Qué haces hay sentado solo? _ Le miré y le dije: Quiero estar solo por ahora. Pensar en lo que había pasado.
Mi compañero me miro y me dijo: lo mejor es dejarlo pasar… sé que estas asustado, pero eso no te va hacer olvidarlo. Si soñasteis con esta casa antes de venir, puede pasar.
Abecés soñamos con gente que no conocemos y cuando la vemos, nos resulta familiar; a ti solo no te pasa, anda baja de ahí y vente hay fuera que vamos a jugar a algo dicen los profesores.
Cuando salí de la casa, vi a todos mis compañeros allí sentado en círculo. Nada más llegar, me senté al lado de mi otro compañero.
Empecemos hacer el tonto como siempre cuando se junta un grupo de amigos de confianza, pero lo poco que estuve allí me lo pasé bien.
Sobre las ocho de la tarde, algunos profesores como compañeros se metieron para hacer la cena. Por mi parte, yo me fui al campo de futbol de tenía la casa de césped allí jugando un poco con una pequeña pelota. La pena que éramos muy pocos, porque a los demás compañeros que tenía no les gustaba el futbol, así que, empecemos a tirar a la portería a ver quién metí el mejor gol, hasta la hora de la cena.
Una vez que llegué al comedor, vi que la mesa ya estaba puesta. Empecé a sentarme. Me senté en una esquina de la mesa, y empecemos a cenar todos, al final no pasó nada malo, me refiero que me levantara de la mesa yo, u otro compañero.
Después de cenar, tuvimos un pequeño problema para ver quien fregaba; pero, al final me puse yo y mis dos amigos, porque no pusimos la mesa, así que, tardemos aproximadamente una hora en fregar todos los platos y los vasos. Al terminar ya de fregar todo, dijimos si nos podíamos irnos abajo a las habitaciones allí para poder hablar nosotros tres. _ Los profesores nos dejaron bajar, pero sin hacer mucho ruido.
Una vez que lleguemos allí abajo, ya subidos en las literas y con la luz apaga, empecemos hablar nosotros tres cosas de miedo.
Al cabo de unos cuantos minutos, empecemos a escuchar cosas muy raras. Yo era el que estaba más cagado de los tres, porque estaba al lado de las escaleras.
Por otro lado, cuando miraba a mi derecha que estaba las escaleras y la otra habitación, en aquella habitación se parecía que había alguien allí mirándote de lejos. Les dije a mis amigos que miraran a la otra habitación y si veían lo que yo estaba viendo. Uno de mis amigos, me dijo: que el veía a una mujer allí de pie mirándonos de lejos, el otro compañero no veía nada, solo veía que estaba oscuro. Las horas estaban pasando y nosotros no queríamos cerrar los ojos por aquella mujer, nos daba miedo quedarnos dormidos.
Al cabo de unas dos horas, escuchemos como nuestros compañeros empezaban a bajar hablando entre ellos. Al ver algo de más de gente con nosotros, íbamos estando algo más tranquilos; pero la cosa cambio, empecemos a escuchar el ruido de una televisión encendida. Empecemos a ver por donde era, y no veíamos ninguna puesta por ningún sitio, solo sabíamos que había una en el armario donde estaba las cosas de la limpieza. Por unos segundos nos quedemos callados los tres y nos miremos con cara de estar cagados de miedo. Empecemos a bajar de las literas muy despacio y dirigirnos hacia el armario donde estaba la televisión. Una vez que lleguemos allí, solo escuchábamos la sintonía de la televisión mal graduada, y dijimos quien habría la puerta. Ninguno de los tres queríamos abrirla, asta uno de mis compañeros la abrió.
Una vez abierta la puerta, vimos que la televisión estaba encendida. Empecemos a mirarnos quien había hecho esta broma, y con solo mirarnos sabíamos que ninguno de nosotros, porque estábamos los tres juntos todo el día, y ninguno de nuestros compañeros porque tenían que pasar por delante nuestra.
Uno de mis compañeras me dijo: que la pagara del mando a distancia que estaba encima de la televisión, pero le daba al mando y no pasaba nada, así que, decidí quitarla del cable, empedece a seguir el cable donde estaba enchufa la televisión y la desconecte del cable. Pero la cosa no se quedó ahí, al tener la televisión desenchufada, la televisión seguía encendida teniendo yo el cable en la mano, empecé a arrastrar la televisión hasta las literas y la televisión estaba encendida, nos quedemos los tres mirándonos con una cara de asustado cada uno. Al darnos la vuelta para salir corriendo, vimos a una mujer allí mirándonos a los tres, “aquella mujer se parecía como la mujer del exorcista, la película” nos quedemos los tres como una estatua. La mujer misteriosa cuando se nos acercó y empezó a mirarnos a los tres, salimos corriendo de aquel lugar sin mirar atrás.
Nada más llegar a donde estaban nuestros compañeros a unos cuantos metros en la otra habitación, empecemos a decirles lo que nos había pasado a los tres; pero se echaron a reír todos. Uno de ellos se fue a ver dónde estaba la televisión, mientras que nosotros nos quedemos en la otra habitación sin salir de allí. Al llegar, vio la televisión apagada, y no veía a nadie.
Por otra parte, yo y mis compañeros nos quedemos a dormir en esa habitación todos juntos.
Al día siguiente, sábado, se lo contemos a los profesores y se echaron también a reír… _ Les dije: para vosotros es una tontería, pero para nosotros no.
Mis compañeros se fueron por la mañana a ducharse, yo al esperarme el ultimo, me tuve que duchar donde vimos a la mujer ese de pie mirándonos. Una vez que metí en la ducha, empecé a escuchar ruidos muy raros, escuchaba con alguien llamara a mi puerta; pero cuando salía no había nadie.
Al cabo de unos minutos, terminé de ducharme y me fui donde mis compañeros y les dije que las bromas sobraban, sabiendo lo que me paso anoche.
_ Uno de mis compañeros, me dijo que no habían sido ninguno de ellos. La verdad, me lo creí, porque al que se lo pregunté me llevaba bien con él, por eso, me lo creí.
Al cabo de unos minutos, decidí salir fuera de la casa para que me diera el aire hasta la hora de la comida y así halar con mis amigos…
Una vez fuera de la casa, busque a mis amigos para poder hablar con ellos de lo que me había pasado en el cuarto de baño. Una vez que los vi, me arrimé a ellos y les dije que quería hablar con ellos a solas. Uno de ellos se asustó un poco diciéndome que pasaba de ellos malos rollos, que no hacía falta irnos más lejos, que lo dijera aquí y ahora. Yo, empecé a mirar a ver quién tenía a mi alrededor, y al ver que mis otros compañeros estaban bien lejos, empecé a contarles lo que me había pasado en el cuarto de baño.
_ Uno de mis compañeros me dijo: que podía ser la broma de alguno, y no han querido decírtelo, para que te asustaras más.
_ Yo, la verdad sabía que no había sido ninguno de mis compañeros, porque había sentido la presencia de alguien, el espíritu. Me parece que fue la misma que vi con mis compañeros anoche, creo que me quiere decir algo, o nos quiere dar miedo para que nos vallamos de esta casa, u incluso matarnos… yo creo que no, porque si quería matarnos ya nos había matado anoche a todos cuando estábamos durmiendo.
Veo que ya es la hora de la comida, van a ser las tres de la tarde, veo a mis compañeros que están poniendo la mesa, iré a ayudarlos un poco y así evito de fregar hoy.
Ya hemos comido, he comido espaguetis, no sé porque lo digo, otras veces no lo he dicho, pero no pasa nada.
Los profesores han decidido hacer un juego para no estar muy aburridos por la tarde, y es como de miedo por la casa.
La verdad, a mí no me interesa mucho ese juego, pero tengo que hacerlo, sabiendo lo que me ha pasado a mí y a mis compañeros insisten en que juguemos.
Ya es la hora del juego ese, la verdad como veo es una pequeña guía por la casa y hablando sobre ella; al parecer, no me gustó mucho, al terminar ese juego como lo llaman ellos, volvemos todos arriba al comedor y empecemos a contar quien se había cagado de miedo, la verdad, nos hicimos unas risas entre todos, pero la verdad no me gusto en absoluto nada el juego.
Por otro lado, en la cena, empecemos a cenar todos y la verdad estuvo bien el ambiente, pero no me acuerdo ya nada que paso, porque ya hace unos diecisiete años que paso esto, y ahora mismo me he puesto a contarlo al mundo, tal como me acuerdo ahora mismo.
Por otro lado, ahora mismo os dejo a vuestra elección, si esto que he escrito es verdad o mentira.
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